21 de diciembre de 2010

Dulce Navidad (?)

Volví a verle sin apenas entusiasmo. La magia se había desvanecido en apenas dos semanas justo cuando el asunto comenzaba a tomar jugosidad en la parte rosa de mi cerebro: Raúl había cortado con su supuesta novia, lo que dejaba via libre para mí, pues llamadme loco (yo lo hago constantemente), creo que eso era un simple cuento creado por los prejuicios y el temor a la discriminación, es decir, lo típico. Si exite algún sólo gay sobre la faz de la tierra que no se haya liado con alguna tía para acallar las malas lenguas o simplemente decir que le gustaba una mujer, que diga "YO". Por mi parte no lo haré. Así que, ¿quién me dice a mí que Raúl no está haciendo eso? Hablar tanto de mujeres y cuando se muerde la lengua guiñarme un ojo y repasar mi anatomía con un suave gesto de sus pupilas... Son todo señales, pero como decía antes, la magia ha desaparecido. Esta vez mis pupilas ya no dibujaban la belleza a su alrededor, pues se nublaban con el vapor de la cafetera e incluso cuando mi compañera me avisó amistosamente que él se acercaba por la puerta trasera, me alejé cuanto pude de la cocina aproximándome al ventanal de la entrada y bromeando con unos clientes acerca del sorteo nacional de la lotería de Navidad de mañana. "Hoy es el último día que trabajo", decía. "¿Por qué?", preguntaron curiosos. "¿Cómo que por qué? Pues porque mañana me va a tocar la lotería", aseguraba yo. No pude entretenerme más y fue entonces cuando me acerqué a él, le sonreí, le saludé y después fue cuando me informó de su ruptura sentimental. "¡Oh! Que lástima". No le di más confianza de la ya dada y se alejó, no sin antes dedicarme un último guiño y deseándome felices fiestas con un ligero brillo en sus pupilas como si quisiera hacerlo dándome dos besos. Los sentí en mis sendas mejillas y se alejó de nuevo, esta vez como el vapor de la cafetera que se perdía en el vacío del exterior a través de la ventana.
En la anterior actualización vaticiné que Raúl dejaría de robarme el sueño cuando hubiera otro alma real que me canalizara mis pensamientos en otra dirección... Pues bien, ya la hay, pero aún es demasiado pronto para hablar del tema, pero quiero advertir a mis lectores (aunque sean pocos) que estén atentos porque puede que los marcadores que le dan título a este blog sufran cambios pronto y sobre todo, a principios de año. La obviedad de mi tocayo será decisiva.
La interrogación del título de hoy es por que las fiestas navideñas se presentan sencillas, simples y planificadas como tantos años anteriores, aunque esta vez son más tranquilas, o al menos así lo aparentan, pero dado que me he llevado sorpresas últimamente, prefiero no asegurar nada, de ahí la duda.

Intentaré disfrutar de los polvorones, los regalos bajo el árbol, las gambas a precio de oro por peso, de los juegos familiares y evitaré pensar en las ausencias que experimentaré, pues me queda mucha familia distribuida y que también me hace mucha falta. Os apremio a todos a que hagáis lo mismo, disfrutad de esta época del año, que en breves viene otro año nuevo, y no sabemos lo que nos depara el futuro, así que ¡a disfrutarlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario