26 de diciembre de 2011

Recapitulando.

Muchos meses, semanas, días e incluso horas sin pasar por aquí. He necesitado de puñaladas en la espalda y cicatrices sangrantes en la lengua para decidirme a volver aquí. Y es que no a todo el mundo le gusta lo que lee, y es que no a todo el mundo le gusta lo que pienso. Pero este blog nació para eso, para gritarle al mundo mis penas y mis sentimientos (lleguen de mi mente o de mi corazón), así que no veo motivo para privarme del lujo de hacerlo por no querer "dañar" a algunas cuantas personas. Quizás lo más determinante para tomar la decisión de "volver" ha sido gracias al comentario de mi última entrada, "Distancia" en la que un lector anónimo (para mí, al menos) me animaba a continuar alegando que está "enganchado" a mi blog. Gracias "ojo de pollo".
¿¿Por dónde empezar?? Pensareis que quizás sea mejor que empiece por el principio, por donde lo dejé, por cuando me estaba emocionando ante aquella "Visión de futuro" en la que empezaba algo con Edu, algo que nunca llegó . Y es que sí, para aquellos que no lo hayais deducido aún, aquel "sueño húmedo" fue con él, con Edu, con la persona que sin quererlo (ni saberlo) me ha hecho un poquito de daño durante el verano. Pero los que me conozcan sabrán (y los que no, lo harán ahora), que no soy una persona rencorosa. No mucho al menos.
Bueno... Debo reconocer que durante este tiempo de ausencia (que interpretaré como un descanso), ha habido varias ocasiones en las que me he sentado y he meditado acerca de qué escribir. Y el problema es que no sabía cómo expresarme (cosa que me preocupó). Quizás la mejor manera de que veais un poco el progreso de estos últimos meses sea con 2 de los borradores que intenté publicar y que no dieron fruto, bien por cobardía, bien por pereza o bien porque no quería comentarios al respecto; no los necesitaba (¿o sí?). Sea como fuere, he aquí un intendo de publicación del 27 de Julio del 2011:


"La amistad brilla por su ausencia:
Triste título el de hoy... Y es que en el ámbito de la amistad me siento bastante vacío últimamente...
Tras haber fallado en varias de mis relaciones con amigos ya no sé cómo actuar. No sé por dónde vendrá el siguiente palo ni de qué manera. Simplemente sé que llegará pronto y quizás sea un daño irreparable.
La distancia es mi eterna compañera y enemiga a la vez. Cada vez me pesa más y estos años comienzan a parecerme siglos. Hecho de menos a tanta gente, pero cada vez siento más y más que nadie me echa de menos a mí... 
Quizás sea una de esas rachas en las que el mundo te viene grande. Quizás sea que ando con falta de "mimitos". Quizás sea que aún "ando buscando esa voz que me diga algo, que nunca haya escuchado", porque todas dicen lo mismo: que todo irá bien.
Pero cada vez me lo creo menos. Cada vez veo más y más grandes obstáculos en mi camino y hacen que pierda de vista mis sueños, mi camino, por lo que tengo que luchar y por lo que no, y simplemente deambulo estúpido sin saber qué hacer ni qué decir... 
Parece mentira que me sienta así de raro cuando apenas falta una semana para hacer el viaje de mis sueños a Canadá. Voy con billete de vuelta, pero sinceramente, no sé si tendré el valor de darle uso. En momentos como este en los que ves importante cualquier cosa insignificante, no puede hablar del mañana con plena certeza... Todo son vacíos "quizás"...
Ni siquiera "2.321" puede aplcar ya ese ansia de cambiar de aires. Quizás se me vaya la pinza y haga algo estúpido o quizás algo ingenioso... De lo único de lo que estoy seguro es de que estoy muy cansado de todos esos sentimientos negativos que fluyen a mi alrededor. Acabar con todo es la solución sin duda y quizás (de nuevo quizás) lo haga pronto...
Sólo sé que necesito a Sara más que a nadie en el mundo. Sólo ella es capaz de comprenderme plenamente sin la necesidad de decir palabra alguna. Pero eso ya lo dije en su momento. Me adueño del título de una novela adolescente y le digo al mundo que "Sara, hoy tengo ganas de ti". Te hecho de menos. 

No tengo ganas de seguir llorándole a la web mis penas... Tal vez no tendría que publicar esto en mi blog, pero llevo muchos días sin escribir y prometí hacerlo para contar cómo me siento, y ahora, me siento así de aislado, triste, débil... Y solo..."

Y no lo publiqué. Aquel día fue horrible (como otros tantos en aquellos meses). El mundo, como digo, me venía grande. No sabía qué iba a ser de mí y mi mente se encontraba en continua guerra con mi corazón, haciéndome caer en impulsos aniñados que nunca llegaron a buen puerto; gritándole mis verdades al mundo sin reparar en el daño que hacía; acusándome a mí mismo por la desconfianza en los demás; y sin atreverme a hacer nada de ello y quedando sentado en la ducha, con el agua quemándome en los hombros y ahogando mis sollozos y gritos en el vaho. No recuerdo cómo ni por qué conseguí salir de aquel pozo oscuro en el que me había sumido. Pero lo que sí sé es que aquella vez Campanilla no vino para rescatarme. Supongo que yo mismo, en aquella locura Mente vs. Corazón, le grité al vacío que "las hadas no existen" y Campanilla renunció a mí de la misma manera que yo renuncié a mí mismo.

A continuación un vago intento de publicación hace apenas unas semanas, cuando ya todo se había apaciguado y los sentimientos de tristeza y soledad habían mutado en sentimientos mucho más horribles: sentimientos de ira y rabia. Data del 2 de Diciembre del 2011.



"Reaparición:
Casi 5 meses después de mi huida sin aviso he vuelto. Lo hago pisando fuerte, con respuestas, con ideas, con sueños que intentar cumplir, con espíritu alicaido pero luchador, porque sí, a mí sí que me caracteriza eso de luchar, y no a esa gente que vaga sin ideales, pero con la boca llena. Estoy harto."

Fue breve porque en realidad era tanto lo que sentía que no era capaz de plasmarlo con palabras sin golpear brutalmente las teclas del ordenador. No obstante, todo está ya más tranquilo. Y no, no he necesitado de nadie. Ningún amigo ha acudido en mi ayuda, sino que, encima, me han acusado de nuevo de ser mal amigo. Yo, realmente, ya no sé si tienen razón o no y no quiero que sirva como excusa porque quizás obré mal, pero resulta que todo el mundo conoce aquello de "quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite", pero nadie lo pone en práctica. Si te portas mal, eres un cabrón, te vas a la mierda y púdrete. Punto.
También quería un bolígrafo de gel verde, de esos que me acompañaron a Canadá de la pulcra mano de Eloy Ortrega, y es que sí, yo también necesitaba plantarme a los pies de aquel acantilado y sentir la duda de si saltar o no.
La duda ya no está, pero la necesidad de sentirla es algo constante.

Así han sido estos últimos meses. Y ahora hablemos de lo que ocurre hoy día. Y como hace mucho tiempo que no escribo ningún relato, aquí va uno que refleja muy bien cómo son o cómo me gustaría que fueran las cosas, acompañado de la mano de Gavin Degraw. La decisión de querer entenderlo o no la dejo a vuestra disposición, tanto el relato, como la canción. Thank you for bring me the best moments of the year, Louigi.




"Prefacio (?):
Desperté sobresaltado al oir el ruido del cristal al estrellarse en el suelo y el posterior tintineo de los pedazos, huyendo en todas direcciones. Había sido apenas una leve cabezadita de un par de minutos. Comprobé el reloj y vi que aún faltaban 15 minutos. Mi madre se dispuso a limpiar el estropicio y él (o ella, da igual, no tiene importancia) se acercó y ocupó el mismo lugar de antes, la misma posición de antes y el mismo tono de incredulidad de antes.
- Así que 2300, ¿no? -inquirió.
- 2321 -corregí sin prestar mucha atención mientra otra imagen del reloj de la Puerta del Sol aparecía en la tele. Quedaban 13 minutos.
- Entiendo... -dijo percatándose de que yo no prestaba atención-. ¿Qué vas a hacer?
- ¿Qué posibilidades tengo?
- No lo sé -dudó. Y entonces me formuló la pregunta que ansiaba poder responderle a alguien que no fuera yo mismo-: ¿Estás enamorado?
<<¿Lo estoy?>>, pensé.
- Claro que estoy enamorado -intenté sonar lo más convincente posible, pero no me salió bien.
- ¿Y él? -preguntó con curiosidad mientras echaba un vistazo al televisor mientras mi madre disponía pequeños vasos llenos con redondas y verdes uvas y mi padre se disponía a descorchar una botella de cava. Faltaban 9 minutos.
- Él también -aseguré también con ligeras dudas; más que antes.
Y fue entonces cuando hizo la pregunta que llevaba tiempo esperando y que nadie se atrevía a hacer por miedo a caer en prejuicios, pero que, en realidad, todo el mundo pensaba.
- ¿Cómo has podido enamorarte de alguien a quien ni siquiera conoces?
- Pero... -comencé a protestar.
- No, no, no... No le conoces.
Desistí de mi queja sin ánimo de continuar hablando. En el fondo tenía razón: no le conocía. Ni tampoco a mí mismo en aquellos momentos. Él, mi 2321 me había reconocido que todo se estaba apagando, igual que las velas tras una buena velada; igual que yo. Quedaban 5 minutos. 
- ¿Y Mario? -preguntó de pronto dirigiéndome una tímida sonrisa.
- No lo sé...
Me dispuse con el vaso preparado, con la primera uva lista en la mano, rozándome los labios y notando la suave textura de su piel. Así recordaba sus labios, pero ya no pensaba en 2321, ni en Mario, sino en el otro "él" que había marcado aquel año, tanto por su presencia como por su ausencia. Marcos abordó mi mente y sendas lágrimas brotaron de mis ojos cuando resonó en la estancia la primera de las 12 campanadas. El 2011 se había ido para no volver, al igual que Marcos, al igual que pronto lo haría 2321."


Intentaré escribir pronto, pero por si acaso y como manda la hipócrita tradición, feliz 2012 a todos, incluido yo.