25 de junio de 2012

...y ¡acción!

Desperté con un ligero e irritante picor en la espalda. No supe bien por qué notaba un pinchazo constante en cada centímetro de mis lumbares y mis espinillas... Tanteé la penumbra en busca de mi mesita de noche pero sólo alcancé a rozar una pared lisa con la punta de los dedos. Definitivamente no me encontraba en mi casa. Entorné los ojos en busca de alguna sombra que me revelara dónde estaba cuando de repente oí una lenta y armónica respiración a mi derecha. Estiré el brazo con miedo de despertarlo y le rocé la espalda suavemente, notando en mis yemas como la pelusa de la piel un melocotón. Me incliné y le besé tímidamente la nuca mientras mis ojos comenzaban a materializar la estancia que había sido testigo de cómo un nuevo amor se había consumado horas antes. Casi pude percibir los engranajes de mi cerebro trabajando a toda velocidad, reconstruyendo escenas, besos, miradas y palabras que Morfeo había osado arrebatarme por un instante. El dolor que sentía en la espalda era producido por la quemadura que el sol me había producido en un día de playa reciente. Todo comenzaba a ponerse en su lugar...
Todo había ocurrido el día anterior. Había salido de mi casa por la tarde, a eso de las 19:00, había conducido hasta dónde tendría lugar el encuentro y apenas minutos después de intercambiar saludos y "por fines", intercambiamos nuestro primer beso. El primero de tantos que se sucedieron esa noche. Disfrutamos de una velada estupenda, de una cena magnífica y de una compañía brillante (el uno del otro). Cuando quisimos darnos cuentas yacíamos uno junto al otro, con lacabeza inclinada incapaces de separar nuestros labios por miedo a que el otro escapara. Me sentí como en casa, como en familia, como si le conociera de toda la vida, como si siempre hubiera estado con él y no hubiera habido más hombres en mi vida. Como si le amara...
En la penumbra del cuarto con su respiración por banda sonora comencé a preguntarme una vez más lo que tantas veces me había preguntado la noche anterior. No sabía lo que sentía, pero estaba claro que un punto de cordura había perdido al tirarme de cabeza a una aventura con alguien a quien apenas conocía. Y había hecho bien. Me había demostrado a mí mismo que cuando el corazón alza la voz por encima de la mente, no hay nada de malo en hacerle caso.
A lo largo de la mañana y los pocos días siguientes hasta llegar a hoy ambos hemos hablado sobre lo que estoy significa y lo que estamos haciendo.
- Que estemos corriendo no significa que tenga que salir mal, ¿no?
Pues la verdad es que no. Me encanta esta nueva forma de pensar que ha adquirido mi mente con esta nueva experiencia. Tenemos un montón de planes, de ideas, muchas ganas de hacer cosas... Y todo esto juntos. Nos queremos y nos lo demostramos. Apenas hace una semana que nos conocemos, pero es como si nos conociéramos de toda la vida. A veces un "te quiero" no tiene por qué hacerse esperar, ¿no? No sé qué es lo que está pasando en mi cabeza, no sé qué es lo que Antonio ha hecho para que esté así de embobado con él, para que sea lo primero que aparece en mi cabeza cuando amanezco, para que sienta que quiero estar con él siempre... Llámalo "novedad", llámalo "enchochamiento", llámalo "confusión", pero mientras vosotros buscais la palabra correcta yo, mientras tanto, lo llamaré "amor".
Cuan hombre de hojalata clamando un corazón, mis súplicas han sido oídas y me han dado un poco de aquello que todos los de mi entorno sienten y que a mí ya se me había olvidado. Ya sólo puedo continuar el camino de baldosas amarillas de regreso a casa y si es contigo de la mano, mucho mejor.
Cabe decir para concluir esta breve entrada de comienzo de temporada (la primera de muchas en las que el nombre de Antonio será protagonista, espero), que cuando los primeros rayos de sol despuntaban en el cuarto a través de las rendijas de la persiana, encontré sus labios aún entregados a las mieles del sueño, los besé y reaccionaron devolviéndome el mejor amanecer que me han dado jamás... Definitivamente, creo que, para bien o para mal, y muy a mi pesar (o al de mi mente), me he enamorado. En tus manos queda (que no quedo), Antonio...

Y una Banda Sonora no oficial para concluir. Es de un grupo que se ha ganado mi respeto en el último año, The Script, y me parecen increíbles.




Corazón 1 - Mente 0

No hay comentarios:

Publicar un comentario